miércoles, 14 de enero de 2009

CÓMO SER AMIGA DEL ESPEJO

“¿Se dio cuenta que el mundo es un reflejo? Vitrinas, restoranes, edificios enteros y hasta los muebles de la casa nos reflejan. El efecto de todo esto revela lo que la gente necesita ver. Pero aquí usted descubrirá que una persona va más allá de lo que los espejos muestran. La imagen que devuelve el espejo no precisa ser la única referencia para basar la autoestima”

Mírese al espejo. Por ese acto tan prosaico, tantas veces repetido a lo largo del día en todas partes, ¿revistará tanta importancia al momento de señalar nuestra autoestima?
Vemos en el espejo lo que queremos. El no refleja sólo la apariencia, sino que también las fantasías colocadas en él. Esas proyecciones cambian según su estado de humor y el estado emocional por el que esté cruzando. Delante del espejo el juicio es siempre parcial, ya que nunca reflejará los sentimientos y la belleza – no siempre física – del ser humano.
La imagen captada por los otros no se resume en apariencia. La manera del cómo los otros nos perciben va más allá de la noción de que seamos altas o bajas, rubias o morenas, si tenemos la nariz grande, cabellos lisos o crespos. El espejo no muestra si somos alegres, comunicativas o sinceras – atributos capaces de atraer y conquistar.
Puede usted estar fascinada por su imagen exterior, al modo de Narciso – personaje de la mitología griega que se apasionó por sí mismo al ver su rostro reflejado en un lago -, corriendo el riesgo de perder las referencias sobre el más profundo sentido de la belleza y relegar a segundo plano cualidades que están más allá del aspecto. La imagen en el espejo se vuelve, de esta manera, en la única referencia para la autoestima.
Ojos verdes, pelo sedoso, piel de durazno, tan valorizados, pueden hasta estar allí en su espejo; pero sin un alma no consiguen expresar un sentimiento amoroso, la complicidad, la dulzura y la compasión, que hacen la diferencia en la relación entre las personas.
El espejo guarda mil caras y en esencia no es más que una finísima película metálica dispuesta
sobre un vidrio plano. Pocos objetos creados por el hombre incorporan tantas y tan variadas simbologías en cuanto al espejo. Su nombre latino viene de speculu y de esta misma raíz también deriva speculare que quiere decir examinar con atención: especular sobre quién sería la mujer más bella del mundo, a propósito, era lo que hacía la reina madrastra de Blanca Nieves y los Sietes Enanitos con su espejo mágico, en el famoso cuento de los hermanos Grimm.

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