miércoles, 14 de enero de 2009

Terapias estéticas faciales:

LA PIEL DEL FUMADOR

Mil mensajes nos llegan al día de las consecuencias negativas que acarrea el hábito de fumar en la salud de nuestro organismo donde la piel no está exenta.

El humo que se genera cuando usted prende un cigarrillo contiene óxido de carbono, anhídrido carbónico, amoníaco, piridina, aminas, nicotina y alquitrán siendo más tóxico y perjudicial el que emana de la punta del cigarrillo por combustión del tabaco que aquel humo que usted inhala luego de pasar por el filtro. Es el dióxido de carbono que, en combinación con la hemoglobina de la sangre se produce una combinación que no se puede disociar en los pulmones afectando la oxigenación de los tejidos ya que la sangre disminuye su capacidad de transportar este vital elemento que adquiere a través de su respiración. Además ya sabe usted que el alquitrán es cancerígeno y las estadísticas, cada vez más alarmantes, dan cuenta del cáncer a los pulmones, laringe y labios en los fumadores. El principal tóxico del humo es la nicotina, que no sólo produce la adición, sino que genera una vasoconstricción en los capilares de la piel que hace disminuir la circulación sanguínea adelgazándola en su espesor normal tornándola muy pálida dando paso a las temidas arrugas.

Las esteticistas nos proponemos, en un programado diseño cosmetológico, eliminar la acumulación sobre la piel de todo residuo tóxico e irritante que quedan por el acto de fumar: estimulamos la circulación capilar a nivel de la dermis; protegemos, lubricamos y restauramos el stratum corneum que está afectado por la intoxicación de este tan mal hábito y, como efecto secundario se verá un mejoramiento en las arrugas y surcos superficiales.

Podemos resumir este tratamiento en tres fases: La desincrustación con suaves abrasivos naturales y una paleta ultrasónica para el arrastre, la estimulación a través de una sonda de un aparato recuperador celular que produce una diatermia que eleva ligeramente la temperatura a nivel de la dermis produciendo vasodilatación capilar y aumento de los líquidos adyacentes y una última fase para alisar la piel, aplicando máscaras arcillosas enriquecidas con oligoelementos y aceites esenciales. Este es el tratamiento más adecuado para mejorar una piel tan maltratada.

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