miércoles, 14 de enero de 2009

Estética y Éstres: ENVEJECIMIENTO CUTÁNEO PRECOZ

Está tan de moda en los últimos años la palabra estrés que la aplicamos a la menor tensión de la que seamos víctimas y nos defendemos con terapias que ayuden a relajar el cuerpo y el alma que son armas muy útiles para devolver la tranquilidad a nuestro organismo.

Es posible que usted esté bajo los efectos del estrés si responde afirmativamente algunas de estas consignas: está más intranquila o nerviosa que de costumbre, tiene dificultades para relajarse presentando problemas para dormir, suspira mucho, tiene dificultades para concentrarse y otras consignas de más largo detalle. Esta es una reacción ante situaciones inconfortables que asume el organismo con una participación importante en el proceso de involución biológica apurando el envejecimiento.

El estrés también se puede aplicar a la piel cuando se está bajo presión constante de agentes externos e internos mostrándose ésta muy fatigada. Este apreciado órgano que nos protege, que nos brinda de una variedad de sensaciones a través de una caricia y nos alerta de objetos que nos puedan hacer daño evidencia un envejecimiento general y está expuesto no sólo a la huella que deja el paso del tiempo sino que, además, al estrés acumulativo que se suma a través de los años en nuestra piel por acumular alteraciones genéticas, oxidativas, hormonales e inadaptaciones inmunológicas que nos arrastran, lamentablemente, al envejecimiento cutáneo precoz.

Para controlar estos efectos los esteticistas hoy contamos con sustancias, que por su estructura química, reaccionan controlando los radicales libres oxidantes que se forman en el organismo por acción de radiación solar, contaminantes, tabaco y que si no son neutralizados por mecanismos propios de nuestras defensas nos provocan un enorme daño celular y alteraciones metabólicas. Tales sustancias están integradas en su dieta habitual (vitaminas y oligoelementos) pero el empleo de ellas, en forma cosmética, en altas concentraciones de uso local es un importante aporte, que no alcanza muchas veces por vía interna, para controlar las lesiones celulares que acarrean los radicales libres.

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