miércoles, 21 de enero de 2009

Trabajo - Carrera - Ciudad

LAS MUJERES QUE TRABAJAN DEMASIADO

“Ser trabajólica y gustar de lo que se hace son cosas diferentes. Muchas personas confunden las dos situaciones y perjudican su propio desempeño”

Cuando usted está absorta en un proyecto puede perder la noción del tiempo y quedar horas y horas pegada en un hilo, sin que lo note. La adrenalina sube mil grados por cada problema que se presente, transformándose en una fantástica sensación de placer a medida que lo resuelve. Pero si se le olvida volver a casa y se convierte en una rutina, es síntoma de que algo anda mal.
Los entendidos en el asunto dicen que ser trabajólica es considerado un vicio tan grave como tener algún disturbio alimentario. La mayoría de las mujeres que ocupan un cargo ejecutivo trabajan en exceso. La rutina de ellas comprende, normalmente, quedarse en la empresa hasta las diez de la noche. Según nuestra cultura, el género femenino no fue hecho para liderar y la mujer trabajólica batalló mucho para llegar a ese nivel de mando y ahora, no quiere bajar del podium.
Detrás del hábito de pasar muchas horas demás en el escritorio, no siempre está buscando el reconocimiento profesional. Esta mujer siente placer por trabajar, ¡bravo!, punto para ella. Sin embargo, hay que dejar en claro, que hay quienes trabajan en exceso por carencia afectiva: a veces sin compañero fijo, sin desarrollar otros intereses ni sentir placer en salir con los amigos y, entonces, vuelcan todas sus energías en el trabajo.
La mujer tiene que pensar en ella, saber que la via engloba otros placeres, como hacer un viaje y, si ella lo deseara, tener un hijo. La mujer que no se recicla y no se “ventila” no es buena para la Empresa; es lo que dicen los sicólogos especialistas – “es fácil percibir a una mujer si es o no trabajólica e una entrevista; basta preguntar a ella lo que hace fuera del trabajo. Si no hace nada, es mala señal”.
Cuando este exceso se torna una característica indeseada, buena parte de los empleadores hoy en día trata ese “defecto” como una enfermedad que debe ser vigilada. Pero hay algunas diferencias entre el trabajo duro y el vicio. Las mujeres que trabajan duro saben poner límites entre el trabajo y la familia, incluso pueden llegar a cancelar un compromiso personal por el trabajo, pero ese comportamiento es una excepción.
Afronte sus tareas con el justo compromiso de ser realizadas, y que… no se le vaya la vida en eso. Cuídese, pero con cuidado.

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